SISONES DE CUARENTENA TOMO 2, UNA SERIE DE RELATOS
Siguiendo nuestra serie de relatos, con la esfera íntima que caracteriza el relato contado en primera persona, esta vez nos acompaña Sandra Tamayo, a quien pueden seguien en este LINK.
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Quisiera empezar con una frase que a mi forma de ver, puede tener un poco de cada lectura o cada serie: es “volver a lo simple”. Hay y habrán infinidades de teorías sobre el Covid 19, una saturación de información y millones de apreciaciones, cada persona ve y vive la pandemia desde un punto de vista muy distinto y ejerce un roll aun más diferente.
Cuando empezaron los murmullos sobre un virus que estaba afectando Asia, mi primer pensamiento fue: no creo que alcance a llegar hasta acá, después escuchamos que ya había llegado a Europa y que las cifras de contagio eran alarmantes, pero por otro lado teníamos personas diciendo que era como cualquier otro virus, que en ocasiones podría ser más fuerte una gripa, que no había nada porque alarmarse. Mi pensamiento seguía en calma, como que no era conmigo. Ya con el virus encima, me estaba empezando a preocupar y quería tener más información “real” de lo que estaba pasando. Ese fue mi segundo error, mi sobresature de información real y no tanto. Tener tanta información a la mano, información confiable y no tan confiable puede ser una jugada de doble filo. Pensaba un poco en el la serie, imaginemos un mundo donde todas las personas pueden tener acceso a absolutamente todo lo que ven y viven, pueden proyectarlo una y otra vez, ver cada detalle y volver a cada momento. Para mi sería algo terrible, pienso que no tendríamos vida, estaríamos hipersaturados de información (que es un poco lo que nos está pasando), estaríamos pensando y volviendo siempre al pasado.
Retomando nuevamente mi sobreinformación del virus, la verdad no busque las mejores fuentes de información. Consumía todo lo que aparecía en las noticias, lo que me llegaba y lo que veía en redes. Llegó un punto que estaba muy angustiada. Allí tuve que hacer una pausa, “detener mi mundo por un segundo” tomar un respiro, recapacitar y ser consiente de lo que estaba pasando. Entender la realidad de la mejor manera, tomar medidas al respecto y alejarme un poco de los medios de información y las redes sociales, las cuales en ocasiones tienden a manejar información poco relevante o no muy acertada.
Últimamente he escuchado mucho la palabra Capitalismo y hoy más que nunca podemos evidenciar hacia donde nos estaba llevando y como consiente o inconscientemente éramos y somos parte de este. Por un lado pensaba que todo lo del covid había sido un estrujón muy grande para todos, porque el virus no distingue sexo, color, estrato social ni edad, todos somos posibles receptores de este. Pero por otro lado, está el tema las situaciones económicas
de cada persona y como esto hace que se viva la cuarentena de manera muy diferente, aquí se puede evidenciar más que nunca la desigualdad y la diferencia entre clases sociales. Hay dos grandes diferencias: los que pueden parar para protegerse y los que no, los que cuidan y los que se cuidan, los que deben salir para sobrevivir aunque esto implique exponerse y los que pueden estar en casa. Los que viven su cuarentena en una casa de 2x2 o en algunos casos sin un techo para protegerse y los que la viven en sus fincas con grandes jardines, grandes espacios, disfrutando del sol, de la naturaleza y de una solvencia económica.
No quiero dar a entender que el poder estar en la casa es algo negativo, por el contrario, somos muy afortunados de contar con una casa, un trabajo y un hogar, mi punto es ser un poco más consientes de la situación actual, no solo la nuestra, si no la de todos, ser solidario, pensar en comunidad. De esto eventualmente saldremos, pero la pregunta es ¿Saldremos bien librados? No solo se afectará nuestra salud, también nuestra economía, por eso es el momento de hacerlo diferente, desear el cambio, pensar en grande, pensar en comunidad, en nuevas ideas, nuevas ayudas y porque no, nuevas economías.
Veníamos en un ritmo sumamente acelerado, a mil por hora, donde el día no era suficiente para hacer todo lo que teníamos que hacer, luego llego un virus microscópico y nos hizo “detener el mundo” para volver a lo simple, reinventarnos, entender que es lo verdaderamente importante, detenerse por uno momento y estar con uno mismo, apagar todos los ruidos de afuera y ser consientes de la importancia de la familia, de los amigos, de la naturaleza, comprender el impacto que tiene un abrazo, un beso, una buena compañía, un hogar.
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